(Publicado en Estrategia el 15 06 26)
Enrique Goldfarb
Un alto político de derecha ha sido acusado de defraudar al fisco por 15 millones de pesos por el expediente de emitir boletas ideológicamente falsas. Con seguridad que todo este circo que se ha armado en torno al tema, le está costando mucho más al país en distracción de otras cosas mucho más importantes.
Tal es el embrollo que se ha armado que, para
reemplazar a Jorrat ya no se busca un profesional de alto vuelo técnico sino alguien experto en manejo de crisis, es
decir un Político con mayúscula. A todo esto ¿qué se habrá hecho del culpable
de que el problema se haya salido de madre, el mismo Jorrat? ¿No cabe
formalizarlo a él también ya que por ahí se supo que también había emitido
boletas? A estas alturas, ya a nadie le importa si era un trabajo de verdad o
una cuestionada pasada de plata. Se presume lo último.
Los que más gozan con esto son los fiscales, para
los que el problema es meramente
técnico. Hay una ley, esta ley ha sido traspasada, luego hay que castigar a los
culpables. En la delantera de los castigos va lejos la derecha, pero la cola de
la NM que espera su turno es grande, y en la medida que pasa el tiempo y no
pasa nada, uno se sospecha que la participación oficialista en los delitos
quizá quede botada en el camino. Algo así como el asesinato de Nisman en
Argentina, donde cada vez parece más
probable que quede impune.
Endesa, que
fue un manantial de recursos para la izquierda acaba de anunciar que en
adelante no dará un solo peso para campañas políticas. Y creo que quien saldrá
más perjudicada con esto es la gente de izquierda. Porque platas tendrán que
haber, pero los mecanismos utilizados deberán ser indetectables. Y de ahí, la
gente que recibió recursos de los empresarios para meterles leyes para
liquidarlos no podrá repetir la jugada. ¿No será hora de darse cuenta que el
problema es político y no se saca nada con negar la necesidad del dinero en
abundancia en la política?
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