martes, octubre 10, 2006

Despacito por las piedras


Enrique Goldfarb

Hemos escuchado de nuestra Primera Mandataria, un drástico cuestionamiento a la herencia "neoliberal, asistencialista y subsidiaria" que dejó el gobierno militar, a horas del envío al Congreso del Presupuesto 2007.
Con el sólo objeto de buscar coherencia entre el ministro Andrés Velasco y las más íntimas convicciones y anhelos de ella, es que desearía hacer algunos comentarios. Velasco ha manifestado que “no hay cosa más peligrosa para un país que el populismo fiscal”, para rechazar la rebaja de impuestos.
Sin embargo, también se hace populismo con el aumento del gasto fiscal. Por ello no se entiende bien a la señora Bachelet cuando manifiesta que “"estaremos reencauzando el país en lo que fue su matriz histórica de construcción estatal, de crecimiento con igualdad, que primó durante gran parte del siglo XX”. No está demás recordar que lo que primó en gran parte del siglo pasado fue la inflación, como subproducto del Estado.
Promete el ministro : “Estaremos atentos a quienes se quedan atrás. Aumentaremos los recursos especiales para apoyar a quienes se encuentran cesantes, con programas que ofrezcan hasta 130 mil empleos de emergencia durante los meses de invierno”. Pero esto es justamente un Estado asistencial y además subsidiario, que se preocupa de lo que el sector privado no pudo hacer, actuando si y solo si hay 130 mil cesantes o más . Rol subsidiario limitado porque si siguen siendo los 600 mil de hoy, el resto lo seguirá pasando mal.
Velasco cita a la señora Bachelet : “Chile es hoy más libre y más justo”. Agrega : “comparado con 16 años atrás, nuestros hijos estudian más , nuestros trabajadores son más productivos y mejor pagados . Hoy podemos ver como nunca antes el final del túnel del subdesarrollo” .
Por lo dicho, estos aparentemente felices 16 años serían el resultado de la política neoliberal asistencialista y subsidiaria, cuya concepción la Presidenta atribuye al gobierno militar. Sin embargo, principalmente por culpa de estos últimos ocho años, debemos disentir de las esperanzas del ministro de Hacienda, de que estamos al “final del túnel del subdesarrollo”y además en un país “más libre y más justo”. Pareciera que para salir realmente de la inequidad y del subdesarrollo, son otras las cosas que hay que cambiar, materias de las que nos ocuparemos profusamente en estas páginas. .
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