sábado, octubre 28, 2006

El papel de los grandes empresarios



Enrique Goldfarb


Este mensaje no tiene por objeto pedirles algo a quienes más dinero tienen en el país, sino que hagan lo que va en su propio beneficio, y paradojalmente, también en el de los demás

¿Porqué los grandes empresarios?

El partido político más poderoso e influyente de Chile son los grandes empresarios y tienen mucho que decir por el estancamiento productivo y social del país. Sin entrar a dar nombres, no me refiero más que a los veinticinco hombres más poderosos. Y no a los empresarios que les siguen. El espacio para los demás es el que los veinticinco les permiten, ya sea directa, tácita o implícitamente, de manera que no tiene sentido dirigirme a ellos ya que no se atreverían a nada sin el consentimiento de aquellos.
¿Cómo pueden veinticinco personas superar en poder a partidos que cuentan con decenas de miles de afiliados y detentan escaños de poder?. Simplemente porque el poder de turno es extremadamente sensible a sus pareceres y es la cara de ellos la que primero tantean antes de decidir cualquier cosa realmente en serio.
No pretendo explicar ni justificar cosas que se explican por si solas, de manera que quienes no entienden lo que se comunica, es mejor que detengan aquí su lectura de este artículo.
Existen pequeña rebeldías , pero nada pasa si no se amenaza el statu quo. Estas rebeldías permiten aparentar democracia y permiten dar la cara ante los electores.

¿Cuál es el problema?

El punto de fondo es económico. Y la solución no es contraria a un sistema económico de propiedad privada, en el cual no puedan seguir desarrollándose. El problema es el estancamiento enfermizo de los últimos ocho años, que vuelve a mostrarse con todas sus fuerzas, con las inaceptables cifras de nuestra economía, en el mejor momento del país en toda su historia.
Por supuesto que hay manifestaciones de preocupación e inconformidad de los empresarios frente a lo que pasa. Pero estos son petitorios pequeños y que no van al fondo del asunto. Actúan como si fueran pequeños empresarios. No es de fondo su pelea por el fin de las indemnizaciones por años de servicio. Incluso la rebaja de impuestos que les es tan apreciada, es marginal ya que las utilidades después de impuesto siguen siendo jugosas. Otras , como la educación, son de largo plazo.
El punto de fondo es que no tiene futuro que prospere un puñado de personas en tanto que millones están o estancadas o cayéndose a pedazos. La historia muestra que esta situación es explosiva y va a reventar quien sabe por qué conductos y con qué destinos. Sólo se concebiría el cruzarse de brazos ante este estado de cosas si el ceder en aspectos realmente fundamentales conllevara el decaimiento de los veinticinco empresarios o de los que le siguen. Lo que claramente no es el caso.
Porque es posible y factible que los veinticinco sigan creciendo, y al mismo tiempo todo el resto de la sociedad , con la evidente ventaja que aunque el resto de la sociedad no sea compradora de sus productos, pueden vivir en una sociedad en paz, una sociedad más feliz. Y no deja de ser que si el resto de la sociedad prospera autónomamente, las peticiones de trabajo y de todo, que necesariamente recaen en los veinticinco disminuirían sustancialmente o cesarían como por encanto. A pesar que hay algunos entre los veinticinco que pueden negarse a todo miles de veces , millones de veces, sin que ello los decaiga en absoluto.

Los posibles puntos de conflicto

Si el gran empresario es exportador, la solución necesaria no lo perjudica para nada . El problema está en el mercado interno y el exportador afortunadamente está orientado a otros mercados que compran sus productos, sin tener que perjudicarse con metidas de pata de sus autoridades económicas. Por eso me llamó la atención el profundo desprecio de un alto ejecutivo que trabaja para uno de estos veinticinco , ligado al sector exportador, cuando se le mencionó mi nombre, manifestando de que “yo estaba en otra” como queriendo decir que yo era contrario a la economía privada . Mi formación es mil veces más liberal que la de él , pero yo seré más útil a la economía privada si observo y corrijo las claras limitaciones y exclusiones que está produciendo . Y para mayor abundamiento, los esfuerzos de adaptación no vienen del sector exportador, donde él prospera, así que descalifica a quien sólo puede beneficiarlo.
Si el gran empresario tiene una gran empresa de utilidad pública, tampoco se verá perjudicado, porque solo un troglodita pretendería que Chilectra , por ejemplo, funcionara como miles de pequeñas chilectritas . La concentración o el tamaño no es malo per se ; solo lo es en la medida que su crecimiento implique la desaparición de puñados y decenas de puñados de otros. El problema es que se produzca un darwinismo económico, habiendo recursos en el país para que unos y otros puedan competir en mejores condiciones y coexistir económicamente con el tamaño que su propio esfuerzo les depare.
Evidentemente, hablamos de los bancos y de las actividades de comercio que tiene poco o nada de comercio y mucho de financiero. El retail, los supermercados y similares.

¿Porqué no se crece ni se prospera ?

La razón es económica, macroeconómica si se quiere. Cuando una autoridad del Banco Central en 1998 decidió elevar las tasas de interés al cielo, sin recomponer la figura una vez pasada la urgencia, condenó a la pequeña y mediana empresa a su desaparición. Por su culpa perdieron viabilidad, y como son el 24% del PIB, y crecían rápido, se le quitó por siempre a la economía dos puntos y medio de crecimiento, cuota que además era pura pyme , puro pueblo, pura distribución óptima del ingreso y puro empleo. Así no hay crecimiento, ni prosperidad, ni equidad , lo que está sucediendo ahora. Y en tanto ello no se revierta, no las volveremos a ver jamás.

¿Qué hacer?

Se debe reprogramar a largo plazo y a tasas razonables de interés , toda la deuda bancaria pequeña y mediana, sin excepción, la de las pymes , la de consumo-que es deuda pyme disfrazada –y los créditos hipotecarios con fines generales , contraída en forma enfermiza en estos ocho años anormales. Además de condonar la deuda tributaria pequeña y asistir con créditos a los empresarios para que normalicen la mora previsional que puedan tener con sus trabajadores .
Y a renglón seguido , y con un verdadero criterio de desarrollo, asistir con capacitación y créditos de largo plazo a los pequeños y medianos para que se reinserten en la economía local y exportadora.
El efecto de esto es que los bancos y los “bancos con piel de comercio” dejarán de tener las utilidades gigantescas producto de los cobros gigantescos que aplican por la restricción artificial del crédito, un crédito que el país está en condiciones de ofrecer en condiciones mucho más generosas en cantidad y en costo.

¿Esto los perjudicará?

Solo una persona que no quiere ver, no se da cuenta que el país está al borde de un sobreendeudamiento gravísimo , que alimenta las utilidades financieras , pero que no tiene futuro alguno. Eso parará más temprano que tarde , simplemente porque la cuerda local no se puede estirar más . Y el desenlace puede ser pacífico o violento, porque es muy posible que exploten violentamente los centenares de miles que pierden sus casas porque la sociedad no les dio la oportunidad para ganarse sus ingresos trabajando y debieron recurrir al crédito. Y será pacífico en la medida que los bancos evalúen bien la situación y se den cuenta que ya no pueden otorgar más créditos sin una reprogramación previa a largo plazo, como la que expliqué más arriba. Y accedan y promuevan nuevas oportunidades a millones de personas que directa o indirectamente se podrán rehacer , encontrando en ellos clientes sanos y de largo plazo, y no condenados a muerte como son ahora las mayorías.
Lo cierto es que tampoco los grandes beneficiados, y que han sido los actores de la dañina concentración económica, pueden continuar así. La reacción puede ser tan brutal y salvaje como para que los “tapen” literalmente con nuevos impuestos irracionales o les regulen su crecimiento con cuotas de metro cuadrado. Me recuerdo el criterio de “ganancias excesivas” , o el de empresas del área social, que pueden venir con nuevos envases, y que se pretenda que intentan distribuir las ganancias de un puñado para repartirlas a la mayoría. ¿No sería mejor que la pequeña y mediana empresa tuviera alternativas reales para tener alguna cuota de mercado , con capacidad de crédito para darle a sus clientes, como hacen los grandes?. ¿No tendería a diluirse así la concentración por medio del mercado en lugar de hacerlo con medidas de fuerza? . ¿No daría esta medida mejores oportunidades para competir a los pequeños y medianos productores nacionales con los productos importados que llegan indiscriminadamente y a granel? ¿No es esa la aspiración de fondo de nuestra sociedad chilena?.
De manera que incluso para ellos , la solución es beneficiosa, porque las grandes ventajas actuales son insostenibles.

Una gran economía que esconde sus oportunidades

El gran apretón económico de los ocho años más el beneficio actual del cobre, , le ofrecerán al país capacidades de inversión y de créditos que exceden el 50% del PIB. Hablamos de US $ 75.000 millones . Ello sin considerar que el precio del cobre ha sido proyectado alto por lo menos hasta el 2008 por el mismo Banco Central, aunque no sea a estos niveles. Por eso, garantizar accesos adecuados al crédito a las mayorías, a las pequeñas y medianas empresas , es parte de estas inversiones absolutamente necesarias para equilibrar los distintos estratos sociales. En la situación actual, el Banco Central no puede emitir, de manera que la capacidad del crédito se las cede a los que detentan pozos de riquezas, los que administran estas gotas, a gotas, y con los niveles de cobros que ya se han hecho conocidos y famosos, y han elevado a los bancos y sus derivados como las actividades más rentables, acercándose en nivel incluso a las mineras.
Y de esta manera , no es posible aprovechar el potencial del país , sin que el crédito funcione fluidamente a nivel nacional.
La solución de congelar los recursos adicionales del cobre , habiendo tantas inversiones de alto retorno social para sacar a Chile de la trayectoria mediocre de crecimiento, es inaceptable. Hay mil maneras de compensar los efectos que una mayor expansión pueda producir sobre el tipo de cambio o sobre los precios. Sin ir más lejos, las mismas que usamos cuando crecíamos al 8% entre 1990 y 1997. Y ese fue un crecimiento sano ya que todos los quintiles, del I al V, crecieron en 50% en sus ingresos . Eso es paz social y convivencia asegurada entre la gran empresa y pequeña empresa. Entre 1998 y 2003 crecieron apenas en 5% en todo ese período-excluyendo al quintil más rico que creció mucho más, especialmente en los años siguientes - y como los salarios reales han bordeado el 1,5% en los años siguientes , nada ha cambiado mayormente . Esta discriminación se ha hecho patente. Y este es el conflicto social del cual estamos hablando.

El rol de los veinticinco empresarios más poderosos del país.

El petitorio hacia los veinticinco , es que designen gente a pensar en forma totalmente independiente a lo que aparentan ser las conveniencias para sus propias empresas. Y que en este ejercicio tomen seriamente en cuenta estos aspectos que he señalado.
En ese proceso, se darán cuenta que programas como los de los veinte economistas no son solución al grave problema que tiene Chile, aunque si puedan serlo en el largo plazo. No tiene sentido enfrentar el serio problema de demanda que tiene nuestra economía, que nos hace funcionar por debajo - y no en el límite- de la curva de transformación y en una fracción de nuestras posibilidades, con ese tipo de medidas. Más parecen una distracción para no hacer nada. Pero hemos demostrado aquí que el inmovilismo es esconderse a problemas graves y urgentes que terminarán ahogándonos y ahogándolos.
Si este think tank es realmente independiente, y dice lo que las cosas son y no lo que creen que sus contratantes quieren escuchar de ellos –y que por favor lo hagan a un nivel superior que lo que hicieron los veinte economistas con fichas absolutamente inútiles- y concluye, como debe ser, coincidentemente conmigo, los gestos que el poder político busca de los veinticinco empresarios más poderosos del país encontrarán una dirección distinta y se constituirá en un aliciente y un estímulo vigoroso para abandonar definitivamente la pesadilla de estos ocho años. Y para construir un desarrollo y crecimiento de veras, tanto en lo económico, como en lo social, en armonía y en paz . Los hijos y los descendiente de los hijos de estos veinticinco empresarios, así como todos los chilenos, se los agradecerán por generaciones.













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