Enrique Goldfarb
Lo que más resalta de la convocatoria de la CUT el miércoles 29 de agosto, es que la Concertación ha dejado de ser sinónimo de gobernabilidad. O sea, no se puede manejar a los trabajadores a voluntad, como si fueran monigotes, sino que éstos tienen vida y pensamientos propios. Y creo que con la CUT pasa algo similar; su poder sobre los trabajadores ha sido y es muy limitado .
Aunque parezca una perogrullada decir que la gente tiene necesidades y motivaciones humanas, pareciera ser que esto es lo que resalta detrás del movimiento. Una persona relativamente satisfecha no protesta. Entonces quienes pueden incidir en una mayor o menor paz social son los empresarios, en lo que se refiere a su actitud hacia sus trabajadores, y los gobiernos, en la medida que implementan políticas que logran efectivamente dar mayor prosperidad hacia sus mayorías.
Se ha dado mucho bombo a la Responsabilidad Social Empresarial, pero al parecer, ésta se reduce a medidas que logren darle un mayor valor a la acción de la empresa en la bolsa en el largo plazo más el respeto al medio ambiente. Ignorándose de paso el activo fundamental de toda empresa, que son los trabajadores. Si se incluye en ella una actitud proactiva hacia los trabajadores como una variable fundamental, y en la medida que todos la practican, se impide que una acción bursátil en particular tome ventaja sobre otras. En cuanto a los analistas extranjeros, éstos tomarán cada vez más en cuenta el clima social imperante.
Un manejo de la empresa más pensado y preparado en el reciente conflicto de Agrosuper lo hubiera evitado de raíz; finalmente éste se arregló de forma salomónica y sin grandes esfuerzos para la empresa, dejando de lado, claro está, las pérdidas por la huelga misma. Pero quedó claro que el gobierno no incidió mayormente ni en evitarlo ni en arreglarlo.
Y en lo que respecta a las políticas gubernamentales, en la medida que las agendas se llenan de temas accesorios y poco relevantes en lo que se refiere a su efectividad, como los que abundan todos los días, y se evitan aquellos que van a la vena, a la raíz de los problemas de las mayorías, de las clases medias, de creación de miles de nuevas empresas, de reales oportunidades de trabajo que son el mejor medio para lograr mejoramientos salariales, el gobierno responsable va diluyendo su influencia en los trabajadores y en los cesantes hasta llegar a la nada misma.
Lo que más resalta de la convocatoria de la CUT el miércoles 29 de agosto, es que la Concertación ha dejado de ser sinónimo de gobernabilidad. O sea, no se puede manejar a los trabajadores a voluntad, como si fueran monigotes, sino que éstos tienen vida y pensamientos propios. Y creo que con la CUT pasa algo similar; su poder sobre los trabajadores ha sido y es muy limitado .
Aunque parezca una perogrullada decir que la gente tiene necesidades y motivaciones humanas, pareciera ser que esto es lo que resalta detrás del movimiento. Una persona relativamente satisfecha no protesta. Entonces quienes pueden incidir en una mayor o menor paz social son los empresarios, en lo que se refiere a su actitud hacia sus trabajadores, y los gobiernos, en la medida que implementan políticas que logran efectivamente dar mayor prosperidad hacia sus mayorías.
Se ha dado mucho bombo a la Responsabilidad Social Empresarial, pero al parecer, ésta se reduce a medidas que logren darle un mayor valor a la acción de la empresa en la bolsa en el largo plazo más el respeto al medio ambiente. Ignorándose de paso el activo fundamental de toda empresa, que son los trabajadores. Si se incluye en ella una actitud proactiva hacia los trabajadores como una variable fundamental, y en la medida que todos la practican, se impide que una acción bursátil en particular tome ventaja sobre otras. En cuanto a los analistas extranjeros, éstos tomarán cada vez más en cuenta el clima social imperante.
Un manejo de la empresa más pensado y preparado en el reciente conflicto de Agrosuper lo hubiera evitado de raíz; finalmente éste se arregló de forma salomónica y sin grandes esfuerzos para la empresa, dejando de lado, claro está, las pérdidas por la huelga misma. Pero quedó claro que el gobierno no incidió mayormente ni en evitarlo ni en arreglarlo.
Y en lo que respecta a las políticas gubernamentales, en la medida que las agendas se llenan de temas accesorios y poco relevantes en lo que se refiere a su efectividad, como los que abundan todos los días, y se evitan aquellos que van a la vena, a la raíz de los problemas de las mayorías, de las clases medias, de creación de miles de nuevas empresas, de reales oportunidades de trabajo que son el mejor medio para lograr mejoramientos salariales, el gobierno responsable va diluyendo su influencia en los trabajadores y en los cesantes hasta llegar a la nada misma.