Enrique Goldfarb
En medio del affaire Chiledeportes , echo de menos la participación activa de algún personaje que pueda ver “el gran número” , como dicen los americanos.
No cabe duda que los que están contra las cuerdas son los políticos de la Concertación, y la única persona que aparentemente se salvaría , sería la Presidenta, donde encuestas recientes dan cuenta que ha subido algunos puntos en popularidad. Pero concordaremos que esto no les sirve para nada.
Seguramente algunos políticos de oposición están haciendo maximizaciones ultra marginales y calculando los espacios que esto les abre a ellos en las futuras elecciones. Sin embargo, las fuerzas que gobiernan los movimientos sociales no se mueven, a la postre, por convencionalismos. La Revolución Francesa, por ejemplo, irrumpió en medio de una monarquía bien establecida, y la 2ª Guerra Mundial, aconteció un par de años después de haber sido firmada la Paz de Munich.
El anhelo de la oposición podría ser, hipotéticamente, que toda la Concertación quede declarada – administrativamente- fuera de juego, de manera que los únicos elegibles fueran ellos y disponerse a gobernar con un programa desconocido, pero que intuimos sería en esencia muy similar al de quienes desplazaron, el programa que he llamado “Chile Corporativo” y que está lejos de satisfacer las necesidades de las grandes mayorías.
Al revés , la derecha debe liderar el sobreseimiento de la actual situación y su reemplazo por algún sistema sustentable en el tiempo. Tal como para que haya cielo, debe haber infierno , y para ser campeón de boxeo debe haber al menos otro aspirante a la corona, la política requiere rivales a quienes vencer , y estos rivales tiene que ser representativos de mayorías , deben ser significativos . Y el único político de derecha -que se me viene a la memoria- que ha demostrado tener este planteamiento, diría más bien tener estos valores, es Pablo Longueira. El fue quien impuso dar tiempo adicional cuando la DC quedó fuera de plazo para inscribir sus candidatos en una elección pasada , y quien lideró al acuerdo que superó el affaire MOP-Gate. Se necesita más Longueira y se necesitan menos fiscales.
Como todo organismo, la política necesita recursos para funcionar, y si no se le da explícitamente, esta recurre a estas maniobras. Y la única forma que puede conseguir los recursos que necesita y cumplir adecuada y rectamente su rol, es a través de amplios fondos públicos asignados expresamente en el presupuesto. Si no es así, las peticiones irán a privados, frente a las cuales estos se muestran cada vez cada vez más reacios, y cuando acceden , es que detrás hay una “hachita que afilar”.
Lo que significaría que cuando la política está tranquila, el tráfico de influencias abunda por doquier.
En medio del affaire Chiledeportes , echo de menos la participación activa de algún personaje que pueda ver “el gran número” , como dicen los americanos.
No cabe duda que los que están contra las cuerdas son los políticos de la Concertación, y la única persona que aparentemente se salvaría , sería la Presidenta, donde encuestas recientes dan cuenta que ha subido algunos puntos en popularidad. Pero concordaremos que esto no les sirve para nada.
Seguramente algunos políticos de oposición están haciendo maximizaciones ultra marginales y calculando los espacios que esto les abre a ellos en las futuras elecciones. Sin embargo, las fuerzas que gobiernan los movimientos sociales no se mueven, a la postre, por convencionalismos. La Revolución Francesa, por ejemplo, irrumpió en medio de una monarquía bien establecida, y la 2ª Guerra Mundial, aconteció un par de años después de haber sido firmada la Paz de Munich.
El anhelo de la oposición podría ser, hipotéticamente, que toda la Concertación quede declarada – administrativamente- fuera de juego, de manera que los únicos elegibles fueran ellos y disponerse a gobernar con un programa desconocido, pero que intuimos sería en esencia muy similar al de quienes desplazaron, el programa que he llamado “Chile Corporativo” y que está lejos de satisfacer las necesidades de las grandes mayorías.
Al revés , la derecha debe liderar el sobreseimiento de la actual situación y su reemplazo por algún sistema sustentable en el tiempo. Tal como para que haya cielo, debe haber infierno , y para ser campeón de boxeo debe haber al menos otro aspirante a la corona, la política requiere rivales a quienes vencer , y estos rivales tiene que ser representativos de mayorías , deben ser significativos . Y el único político de derecha -que se me viene a la memoria- que ha demostrado tener este planteamiento, diría más bien tener estos valores, es Pablo Longueira. El fue quien impuso dar tiempo adicional cuando la DC quedó fuera de plazo para inscribir sus candidatos en una elección pasada , y quien lideró al acuerdo que superó el affaire MOP-Gate. Se necesita más Longueira y se necesitan menos fiscales.
Como todo organismo, la política necesita recursos para funcionar, y si no se le da explícitamente, esta recurre a estas maniobras. Y la única forma que puede conseguir los recursos que necesita y cumplir adecuada y rectamente su rol, es a través de amplios fondos públicos asignados expresamente en el presupuesto. Si no es así, las peticiones irán a privados, frente a las cuales estos se muestran cada vez cada vez más reacios, y cuando acceden , es que detrás hay una “hachita que afilar”.
Lo que significaría que cuando la política está tranquila, el tráfico de influencias abunda por doquier.