(publicado en Estrategia el 15 06 12)
Enrique Goldfarb
Creo que si sumamos todos las protestas y paros del año nos encontraremos con un PARO NACIONAL, muestra de una ingobernabilidad que no se veía desde antes del gobierno militar. Lo que me resulta algo lógico es la protesta a la que se sumaron el miércoles las universidades privadas, a las que la gratuidad dejó debajo de la micro.
Creo que si sumamos todos las protestas y paros del año nos encontraremos con un PARO NACIONAL, muestra de una ingobernabilidad que no se veía desde antes del gobierno militar. Lo que me resulta algo lógico es la protesta a la que se sumaron el miércoles las universidades privadas, a las que la gratuidad dejó debajo de la micro.
De otro lado, la primera mandataria, so pretexto
de una disculpa, anda trasluciendo en el
extranjero que Chile es un país corrupto. Creo que el mundo no está
escandalizado con Chile, sino al revés, muerto de la risa. Porque parece haber
una confusión con el término “corrupto”.
En efecto si nos vamos a Brasil, a la vaca que es
Petrobras se le han aparecido una cantidad significativa de novillos que la
están dejando en los huesos mientras los aprovechadores se llenan los
bolsillos. Por ejemplo en Argentina, con
bóvedas de la presidenta de la nación, llenas de efectivo, dejan a Chile, con
el caso Caval incluido, del porte de un porotito. En la FIFA ni que hablar, donde las platas
que iban directamente a los dirigentes pasaban por alto las normas más
elementales del “fair play”. No bastó con la elección de Rusia como sede,
aunque a mí no me parece que sea una mala elección. Pero Qatar, ¡Dios mío! con
50º de calor a la sombra, ¡qué poder de la corrupción para arrastrar a todo el
mundo a ese caldero! Y el cara dura de
Blatter resistió triunfador el primer embate, con el apoyo de la masa de
coimeros, claro que cuando los Navy Seals amenazaron con allanar su morada, dio
“un paso al costado”.
En Chile tenemos fundamentalmente un caso de
platas políticas, no personales, que demuestran que esta actividad requiere de
mucha plata y no de poca, y donde lo que queda por impedir son las
evasiones-elusiones fiscales. La falta de respeto que inspira esta injusta culpa está liquidando al país,
de modo que arreglar de mutuo acuerdo este embrollo no es un “arreglín” sino un
verdadero pacto de gobernabilidad.