Enrique
Goldfarb
He dejado de escribir en el diario Estrategia, por tener diferencias de
carácter editorial con esa publicación, pero igual me he animado a seguir
entregando a un grupo selecto de amigos, como son todos ustedes, mis
reflexiones de la semana. De ahí el nombre del asunto del correo. Sin embargo,
la vertiginosidad de los hechos me llevará a veces, como en esta ocasión, a escribir
más de un pensamiento cada siete días. Digo escribir, porque lo que pasa por mi
cabeza son decenas de páginas al día.
La marcha camionera del NO+TAG me lleva a compartir algunas cosas. Este desvergonzado
acto vandálico, rebelión de los usuarios por la vía violenta, como ya están
haciendo todos, al haberse perdido el respeto al gobierno, produjo una
congestión monumental en la ruta y agregó otro grano de arena a las pérdidas
económicas, y al desprestigio del gobierno, producidos por la asonada
bolivariana.
Me recordó, por contraste, la mano firme de Lagos, cuando en su gobierno
los micreros lo amenazaron con paralizar Santiago. Los llamó y les dijo que si
lo hacían, los metería a todos presos, y se acabó.
Consultado uno de los camioneros de la marcha, dijo enfáticamente que no
pretendían que circularan gratis, pero que se les cobrara un precio razonable.
Lo primero que hay que decir, es que de no haber mediado la asonada castro chavista
en Chile, juntamente con la nula reacción gubernamental, esto no habría
sucedido, como tampoco ninguna de las marchas pacíficas organizadas por ellos
mismos ni todas las manifestaciones tanto vandálicas como irruptoras de la
libertad de las personas. Y tampoco habría habido conato de cambio
constitucional. De modo que toda concesión a esas demandas es
ilegítima-incluido el chantaje constitucional-porque no se ha dado en medio de
un equilibrado debate político, para no decir de un análisis económico social
racional. Digamos por eso ¡NO a la nueva Constitución!
Lo segundo, es que los inversionistas extranjeros están mirando a Chile con
enorme suspicacia, y peligra el grado crediticio del país. Así lo manifestó
Bloomberg, uno de los analistas financieros más respetados, diciendo que en el
país no solo peligra la paz social sino también su reputación crediticia, la
más alta del continente. Así que pasar la aplanadora al contrato con las
concesionarias de la red caminera más moderna de América latina, expropiatoria
por lo demás, abriría un flanco adicional al tema. Ahora, analizando la actitud
de los camioneros, subidos por el chorro de los frescos, uno se pregunta, si
los precios del tag son caros, ¿porque no lo recargan en el precio de sus
servicios? A lo mejor hay competencia, y otros empresarios resisten
perfectamente a precios más bajos y tienen a estos por las cuerdas, pero ese es
el camino de la competencia. Así se solucionan los problemas en forma
civilizada y constructiva. No entenderlo es negarse a propiciar y ser parte del
progreso del país. Y ante una solución draconiana, Chile se puede despedir de
las autopistas. Y eso, en todo orden de cosas.
En este sentido, pude ver a Lavín en su matinal acostumbrado, diciendo que
Chile debía elevar en 10% su endeudamiento con el exterior para financiar un
aumento de las pensiones ahora mismo a $ 500 mil. ¿No les hace recordar esto la
Argentina de los Kirchner? Lavín es un economista de la Universidad de Chicago
y en su vértigo populista, ha abandonado todo decoro. Hasta Francisco Vidal su
partner mediático, lo miraba asombrado, como si viera al Ché Guevara. Lo
sustentaré con tres puntos. El primero, es que no es sustentable en el tiempo,
ya que requeriría ir aumentando la deuda externa cada año para sostener a una
población envejecida creciente con subsidios de esa magnitud. Segundo, la
asonada bolivariana no disminuirá ni un ápice con un alza de las pensiones, por
gigantesca que sea, ya que el proyecto castro chavista es poner al PC en el
poder, y no subir las pensiones. Y una vez en el poder, implantar una
dictadura, donde se acaban las manifestaciones, sean pacíficas o violentas,
porque siendo el gobierno del pueblo para y por el pueblo, el comité central
decidirá que no hay plata. Su justificación: no habrá nadie que esté explotando
a los trabajadores, y en un gobierno sin explotadores, la plata que hay es la
plata que legítimamente debe haber. Y no hay plata.
Lo tercero, es que nadie le prestará esa barbaridad de plata a Chile para
semejante barbaridad, ya que como se dijo, los inversionistas están mirándonos
con lupa. Y como tendrán que tragarse el gobierno de los Fernández en
Argentina, que no les pagará lo que deben, con mayor razón aún.
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